By Julio Jimenez

There is nothing more hands-on about fishing (except for noodling, but that’s a whole other story) than going mano-a-mano with your prey using a hand lining reel. In South Florida and the Caribbean, they’re referred to as the Cuban Yo-yo. While not necessarily just Cuban in ancestry, it is as endemic to the Cuban fisherman as Cuban coffee and baseball. A fisherman’s measure can be taken on the island by the size of his largest catch, knowing well that to get that fish, the fisherman literally put his blood, sweat and fingers into it.

I admittedly have had a love-hate relationship with the yo-yo. My grandfather and I weren’t the most organized at using the tool; we’d each be ankle-deep in unspooled line over the course of an afternoon, and my father cursed the day those reels found their way onto our boat. But I’ve seen my grandfather, and other older generation Cubans do things with those reels that I didn’t think any men of their size could do. My eighty year old grandfather could manhandle a six foot nurse shark twice as fast as I could on regular rod and reel. I’ve also seen kingfish and wahoo landed using yo-yo’s spooled with 200lb test – something that is not for the faint of heart.

I encourage you to load up a yo-yo for your next outing, even if just for a tryout. Don’t think it’s just for smaller fare; cut yourself some rubber slips for your fingers and tackle something big using this age-old technique!

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No hay nada que sea más a mano de la pesca (fuera de “noodling”, pero eso ya es otro cuento) que la pelea usando el carrete de mano. En el sur de la Florida y el Caribe, se refiere al carrete como el Yoyo Cubano. Aunque no es necesariamente solo cuban en su historia, el yoyo es parte de la cultura cubana para el pescador, como es el café cubano y la pelota. Un pescador cubano se identifica por el tamaño del pescado que ha cogido con su yoyo, sabiendo que para poder ganar la pelea, su esfuerzo tomo sangre, sudor, y posiblemente parte de sus dedos.

Mi relación con el yoyo es uno de amor y odio. Mi abuelo y yo no éramos los pescadores mas organizados del mundo, y algunas veces formábamos unos enredos horribles en la parte atrás de nuestro bote. Mi padre nos quería matar la mayoría de las veces, y le tenía un odio a esos yoyos. Pero también he visto a mi abuelo, y a otros cubanos viejos, coger a unos pescados con esos yoyos que me han dejado frio. Mi abuelo de ochenta años sacaba un tiburón gata de dos metros en menos de mitad el tiempo que me tomaba a mí con una barra. También he visto a otros sacar serruchos y petos usando pita de 200 libras – algo bien difícil para cualquiera persona.

Les recomendó que traten la pesca con el yoyo cubano la próxima ves que salgan a pescar. No piensen que es solo para pescados pequeños; atenten de coger algo grande usando este modo antiguo!